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Carta a una amiga

Amiga querida:

Espero que cuando leas estas líneas te sientas renovada en todo tu interior para seguir adelante con la determinación y el compromiso que le imprimes a todo lo que has emprendido en tu vida.

Quiero sumarme con este mensaje sorpresa al coro de infinitos afectos que te rodean para decirte que eres un ser único y maravilloso que atrae mucho cariño y acciones positivas.


Sabes que con tu labor profesional y tu corazón has tocado a centenares de vidas; incluyendo la mía.  Eso se logra cuando tenemos nuestro ego bajo control.  Tú eres un ejemplo de mesura, inteligencia, capacidad, análisis, lógica, dulzura, lealtad, perseverancia, responsabilidad, disciplina, ética, curiosidad, buen gusto.

Tenemos la obligación de ser felices y también de dejar huella y tú lo has logrado con creces.  Solo basta disfrutar de la sonrisa, la alegría, el abrazo en cada saludo genuino de cualquiera de tus alumnos o de sus padres cuando te encuentran en algún lugar.  Eso no tiene precio.

Tu legado de amistad y de hermandad en mi vida es inmenso.  No sabes cuánto aprecio los ratos que compartimos juntas.

Qué gratificante es disfrutar a tu lado de esos momentos en familia; de esos instantes frente a la naturaleza, de los recuerdos que se repiten; de esas vivencias que te hacen crecer como persona o de esas historias que te arrancan carcajadas.

Cuánto te agradezco que hagas una pausa en tu día para acompañar a mi mamá o esperarme en el aeropuerto o llevar a Zuni a sus citas médicas, de compras o simplemente ayudarla a tomar alguna decisión.

Qué lindo es sentir tu calidez y aprender de tu relación y de tus conversaciones con mis hijos que siempre quieren quedarse a dormir en casa de la tía Claudia.  Muchas GRACIAS por la hospitalidad que les brindas.

Eres de esas amigas a toda prueba.  Como un  ángel que el universo te asigna para ayudarte a ser mejor; para guiarte en este camino a veces incierto y decepcionante; pero excitante  y digno de vivir a plenitud.

Por eso quiero que recibas este mensaje como otro rayo de fuerza para tu espíritu; porque quisiera intentar darte otro impulso para que vivas con más certezas, con menos preocupaciones, con más tranquilidad y a un ritmo que te permita danzar con la vida paso a paso; y tú  lleves el control.   Quisiera darte valor para que puedas administrar la potestad de decir “no” cuando sea necesario; o abrir la puerta de  la bienvenida a todas esas  oportunidades, momentos y cosas que te hacen bien;  pero sobretodo a aquellas personas que quieres cerca y amas.

Gracias por dejarme ser parte de tu vida y compartir tanta bondad y sabiduría.

Ojalá me alcance el tiempo para corresponderte con las infinitas bendiciones que me has ofrecido siempre.

Te quiero mucho
A. Patricia Janiot