Blog (ES)

Colombia está de luto

El pasado 17 de enero explotó un carro bomba en la Escuela de Cadetes de Policía General Santander al sur de Bogotá, provocando la muerte de 21 personas y decenas de heridos. Entre los fallecidos está el conductor del vehículo.

El lugar donde se produjo la explosión es la escuela de formación de los futuros oficiales de la policía nacional de Colombia.

Se trata de un ataque terrorista del que hasta el momento ninguna organización criminal se ha hecho responsable. Sin embargo; el gobierno colombiano responsabiliza al grupo guerrillero ELN.

El mismo día del atentado las autoridades identificaron a José Aldemar Rojas Rodríguez como el autor material y conductor del carro bomba que llevaba unas 176 libras (80 kilos) de pentolita. Rojas pertenecía a las filas del ELN desde hacía 25 años.

Una de las preguntas que deja este ataque de barbarie es si se trató de un atacante suicida, algo sin precedentes en Colombia; una acción involuntaria del conductor o fue una carga explosiva activada a control remoto.

El ELN fue el principal sospechoso puesto que este grupo guerrillero ha perpetrado ataques en los últimos dos años en varias ciudades del país.

El 27 de enero de 2018 una bomba mató a 5 policías y dejó unos 40 heridos en Barranquilla y hace poco menos de una semana el ELN se atribuyó el secuestro de tres tripulantes de un helicóptero que fue derribado. La aeronave llevaba unos 1.700 millones de pesos colombianos (más de medio millón de dólares) de los cuales el ELN informó a través de un comunicado que serían usados para su lucha revolucionaria.

Previamente al ataque de la Escuela de Cadetes de Policía General Santander, justo después del secuestro de los tres tripulantes del helicóptero, el alto comisionado para la paz, Miguel Ceballos, dijo que el ELN se aleja cada vez más de un diálogo con el gobierno y que tenía 30 días para demostrar su voluntad pacífica; de lo contrario, cualquier posibilidad de diálogo quedaría postergada.

Y eso fue precisamente lo que ocurrió tras este “demencial acto terrorista”.

El viernes 18 de enero el presidente colombiano Iván Duque anunció que reactivó las órdenes de captura contra la cúpula del ELN y le pidió al gobierno cubano que arreste a los cabecillas del grupo guerrillero y los entregue a las autoridades colombianas.

Los negociadores han permanecido en Cuba mientras se adelantaban los acercamientos para iniciar el proceso de diálogo.

Duque les dice “Basta ya, señores del ELN” refiriéndose a los muertos, a los secuestros, a los ataques a la infraestructura del país.

Sin duda este atentado pondrá a prueba la capacidad de respuesta de esta nueva administración; no sólo para identificar y llevar a la justicia a todos los responsables del ataque sino para garantizar la seguridad ciudadana y darle una nueva oportunidad a la paz.

Por lo pronto podemos esperar una guerra frontal contra el ELN por parte del estado y un aumento del repudio de los colombianos, frustrados por las concesiones que los acuerdos de paz del expresidente Juan Manuel Santos le otorgó a las FARC.

Tal vez el dolor de las familias de los policías muertos sirva para que pongamos en práctica las lecciones que nos ha dejado ese camino largo y doloroso en busca de una paz tan imperfecta.

Es de esperarse que arrecien los combates y las capturas de miembros del ELN para lograr que esta guerrilla se siente a negociar derrotada con un estado fortalecido que no está dispuesto a llegar a una paz a cualquier precio.

A pesar de todo, el presidente les dejó una puerta entreabierta para resucitar la posibilidad de un diálogo y poner fin a décadas de ataques y violencia armada.

A pesar de todo, Colombia sigue siendo un país generoso con los terroristas.

#Unidoscontraelterrorismo

Foto: EL TIEMPO

Foto: Jaime García