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Lili salió de la cárcel

María Liliana Laserna Jaramillo quedó libre. Fue recluida en la cárcel del Buen Pastor en mayo de 2019, después de haber sido acusada por la Fiscalía de Colombia de ser coautora de la desaparición forzada de su propia hija, Jesseca Helene Laserna, quien sufría de autismo severo.  El pasado enero, la joven hubiera cumplido 22 años.

El compañero sentimental de María Liliana, Camilo Fidel Pinzón, 20 años menor que ella, también fue enviado a prisión después de que la Fiscalía iniciara una exhaustiva investigación y ejecutara las órdenes de captura.

Lo había conocido años atrás cuando fue a la finca de la familia Laserna Jaramillo a reparar un televisor.  Al tiempo, ambos entablaron una relación amorosa.

María Liliana, hundida en un mar de contradicciones, le comentó a su hermana que su hija ya era mayor de edad y que había viajado a Chile.  Luego a unos amigos les contó que su hija había muerto en Chile tras someterse a un tratamiento de células madre, mientras que a otro amigo cercano le dijo que su hija falleció en un experimento secreto realizado en Colombia bajo la supervisión de médicos de Alemania, Suiza y China, quienes se suicidaron tras el fracaso del tratamiento en el que murieron 10 niños.

La hermana mayor de Liliana, Dorotea Laserna, conoció todas estas versiones y por recomendación de uno de los amigos de Liliana, decidió presentar una denuncia a través de un allegado a la familia.   Las hermanas Laserna Jaramillo se han mantenido distanciadas debido a diferencias personales y disputas en torno a la multimillonaria herencia que, en bienes inmuebles, dejó su padre Mario Laserna, el fundador de la Universidad de los Andes.

La Fiscalía comenzó sus investigaciones que incluyeron varias interceptaciones telefónicas de los implicados para determinar el paradero de Jesseca Helene.  Tras la detención de María Liliana y Camilo Fidel, ambos se declararon inocentes, y sus abogados y la Procuraduría apelaron la prisión preventiva que un juez dictó mientras esperan el inicio del juicio.

Un mes después, en junio de 2019, la hermana de Camilo Fidel, Claudia Patricia Pinzón Gómez, también fue arrestada y enviada a la cárcel, acusada junto con su hermano y María Liliana, de ser coautora del delito de desaparición forzada de Jesseca Helene.  La Fiscalía estableció, con base en interceptaciones telefónicas y testimonios de testigos, que la menor habría estado bajo su cuidado antes de morir.

El año 2020 comenzó con dos noticias que han beneficiado a María Liliana Jaramillo: el pasado 23 de enero, el juez Ramón Homero García Quiñones del Juzgado Penal del Circuito de Zipaquirá, al resolver los recursos de apelación interpuestos, confirmó la prisión para Camilo Fidel Pinzón Gómez y ordenó la libertad inmediata de María Liliana Laserna Jaramillo.  Este juez de segunda instancia determinó que no es clara su participación en el delito que se le imputa.

Su fallo se basa fundamentalmente en dos aspectos: su condición mental y lo expresado por María Liliana durante algunas de las comunicaciones telefónicas interceptadas por la Fiscalía, de las cuales -según el juez- “surgen algunas incertidumbres en cuanto a que ella, en efecto, tuviera un conocimiento directo o que sea un partícipe directo de los hechos indilgados”.

El juez resalta específicamente la siguiente conversación telefónica que María Liliana y Camilo Fidel sostuvieron el 25 de abril de 2019, luego de que agentes de la Fiscalía y de la Comisaría de Familia visitaron la finca donde vivía María Liliana en Sesquilé.  Ella aseguró ante los funcionarios que su hija había muerto en Chile tras un tratamiento de células madre y les entregó un certificado de defunción.

Según la Fiscalía, el documento resultó ser falso, tras la verificación que hicieron con el cónsul chileno y la ausencia de movimientos migratorios de Jesseca Helene, su madre o su padrastro a Chile.

ML: Pero Camilo, ahora que pensé. Yo no hace mucho, pues como hace un año, él te dijo que uno tenía que reportar la muerte de alguien, que tenía tres días.
CF: Sí, pero lo hicimos inconscientemente.
ML: Sí, pero acá en Colombia el ignorarlo…
CF: Sí, pero alegamos que la niña pues sí era colombiana, pero lo hicimos a base de…
ML: ¡Era alemana!, -le aclara con firmeza-.
CF: Sí, alemana, y ella tenía su derecho a la reserva y la embajada alemana nos protegió y sabía la calidad de persona que era su familia.
ML: Pero la embajada alemana no nos protegió. Nosotros no le dijimos nada a la embajada alemana.

Más adelante en la conversación, María Liliana le insistió a Camilo que lo que debían haber hecho era reportar a Jesseca Helene como muerta, y no lo hicieron.

ML: A los tres días había que reportarla.
CF: La entramos debajo de cuerda y la justicia no puso ningún problema, ¡y se hizo!
ML: Ella, ¿cómo llegó acá?

Camilo le respondió esa importante interrogante con una versión bastante inverosímil.

CF: Fallecida.
ML: (Pausa) ¿Entró como fallecida?, -insiste María Liliana-.
CF: Pues la hicimos pasar como que estaba desmayada en el vuelo.
ML: ¡Ah! ¿Sí?
CF: ¡Sí!
ML: (Pausa) Oiga, ¿y usted ya averiguó eso de que si había que haber reportado, que era obligatorio?
CF: Es que eso lo voy a saber mañana, Lili, ¿sí?
ML: Aaaah…

CF: Lo que pasa es una cosa. Vamos a hacer todo con la cabeza fría, ¿sí? Eso de todos modos es un interés económico para joderte, para pues justificar el vínculo familiar, ¿sí?
ML: Pues no sé, -le contesta María Liliana en un tono incrédulo-.

Después de un intercambio sobre las diferencias con sus hermanos, Camilo Fidel le advierte a María Liliana que intentará sobornar al investigador de la Fiscalía.

ML: Usted, ¿ya habló con Patiño?
CF: Yo tengo mañana varias reuniones, ¿sí? Y te voy a decir algo: me va tocar recurrir a unos fondos que tengo. Eso toca arreglarlo, porque ellos no se van a quedar quietos.
ML: ¿A unos fondos de qué? ¿De plata?
CF: ¡Claro, Lili! Esto es con plata. Esto no es con buenos consejos.
ML: (Silencio) Pero había que reportar la muerte, ¿no? Era obligatorio.
CF: Pues vamos a ver, a ver qué es el asunto y a calmar al hombre. Bueno, hermano. No se dice. Habrá que ver. Deje esa vaina así, a ver qué dice.

En otra conversación del 6 de mayo de 2019 Liliana le revela a un colaborador su versión de los hechos.

ML: Aaaaay…. ¿Pero cómo Camilo no va a contar lo de la audiencia?

F: Entonces yo lo que voy a hacer es que voy a hablar con el investigador, y averiguar qué es o de qué se trata.

ML: Aaaah….  Camilo no le dijo que lo que pasa es que, que  llegó acá la niña muerta y no la mandaron.  ¿No le contó eso?

F: No señora.

ML: Aaaah….. que llegó la niña muerta acá y, y , y  entonces yo creí,  pues creíamos que ya habían hecho todos los procesos.  Y sí, la niña fue reportada muerta en Chile pero no en Colombia.  Y nosotros la incineramos y entonces parece que ahí está el delito.  Haberla incinerado sin haber reportado nada acá.  Aunque estaba reportada en Chile.

F: Ya.

La Fiscalía ha sostenido que María Liliana Laserna Jaramillo, al ser la madre de Jesseca Helene, es la responsable directa del bienestar de su hija, y afirman que se desentendió y no veló por su cuidado a pesar de su discapacidad.  También ha dicho que ha obstruido la justicia al mentir sobre su paradero, presentar un documento falso y apartar a su hija del amparo del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, entidad a la que le correspondía ofrecerle un tratamiento de protección reforzado, debido a su discapacidad.

Para el juez de garantías de segunda instancia, la condición mental de María Liliana fue determinante para valorar su responsabilidad en los hechos. Su abogado defensor había presentado una evaluación psicológica en la que se concluye que María Liliana sufre de esquizofrenia paranoide.  Además, el juez afirmó que pudo constatar los problemas mentales que afectan a María Liliana por su comportamiento “francamente algo anormal, y sus manifestaciones carecían de lógica” durante la diligencia de imposición de medida de aseguramiento en establecimiento carcelario.

El juez Quiñonez añadió: “Así las cosas, para el despacho no es claro que la señora María Liliana Laserna Jaramillo tuviera algún grado de participación en la desaparición de su hija, toda vez que su condición mental le impediría ejercer a plenitud la custodia de la menor, máxime cuando de los elementos materiales probatorios analizados, se vislumbra que precisamente por esa condición mental, factiblemente el cuidado de la menor recayó en el señor Camilo Fidel Pinzón, quien como él mismo lo ha aceptado, alejó a la madre de la hija para someter a esta última a un supuesto tratamiento con células madre, situación que informaba esporádicamente a la señora María Liliana, es decir, que lo que se entrevé es que quien tenía el control de la situación era el señor Camilo Fidel Pinzón Gómez, y con la especial circunstancia de que terceras personas también estarían involucradas en estos hechos, pues las interceptaciones de las comunicaciones del señor Pinzón Gómez dan cuenta de que trataba el asunto con terceros que eran desconocidos para la señora María Liliana Laserna Jaramillo”.

En su decisión, el juez alude a otras interceptaciones telefónicas de las que se desprende que Camilo Fidel le exigía “gruesas sumas de dinero para atender a su hija que ella tuvo que desembolsar.”

Hacia el final de su fallo, el juez agregó: “Adicionalmente, si bien dice que a su hija la incineraron y lanzaron a un río, al parecer está indicando algo que le comentó Camilo y no que ella hubiera realizado directamente (…) Este despacho realmente no tiene claridad”.

Evidentemente, el juez no tiene claridad, porque la Fiscalía aun cuando tuvo suficiente tiempo, no le presentó las pruebas sobrevinientes, es decir, un nuevo material probatorio que expuso un mes después en la audiencia de acusación contra Claudia Patricia Pinzón Gómez, la hermana de Camilo Fidel.

Esas pruebas adicionales presentadas fueron, entre otras, los testimonios del administrador de la finca, Jorge Fonseca Silva, y de su esposa, que dan cuenta de que los días 19 y 20 de noviembre de 2016, Camilo Fidel y María Liliana quemaron el cadáver de Jesseca Helene al que le tomaron fotografías que entregaron a la Fiscalía.

Este es parte del testimonio de Fonseca Silva al relatar lo que sucedió cuando Camilo Fidel llegó en su vehículo a la finca, quien afirmó que dentro de la camioneta había un material radioactivo muy peligroso, por lo que ningún trabajador podía acercarse al vehículo.  Según la versión del administrador, en realidad se trataba del cuerpo de Jesseca Helene.

“Nos fuimos con el alma en la mano, sin saber qué hacer, porque pensábamos contarle a doña Liliana lo que había traído Camilo. Pero nos dimos cuenta de que era cómplice también, porque Liliana revisaba la camioneta los días que estuvo ese cuerpo en la camioneta, porque ni antes ni después revisaba la camioneta”.

Más adelante, añadió Fonseca Silva: “El 20 de noviembre, al día siguiente, madrugó al ordeño como todos los días, bajó y tomó fotos de donde hicieron la quema, y ese día vuelven a prender candela. Es decir, que quemaron una segunda vez el cuerpo (…) Prendieron candela otra vez para cerciorarse de que se quemara bien”.

“De la quema que hicieron doña Liliana y don Camilo, doña Liliana lo fue sacando de la camioneta Chevy y lo botaba al río viejo. Ella decía que eran unas conchas de mar, y un muchacho que le ayudaba a botar esas conchas, era un trabajador de la finca….”.

Este año, en una audiencia celebrada el 14 de febrero, el ente acusador dio a conocer el resultado del análisis de antropología forense de los restos óseos recolectados en el lugar de la finca, donde el mayordomo indicó que María Liliana y Camilo Fidel habían incinerado el cadáver de la muchacha.  El resultado no es concluyente sobre la identidad “dadas las condiciones de afectación por exposición a altas temperaturas”.  Sin embargo, confirma que se trataba de una persona joven.

“Se establece que corresponde a un individuo humano, el cual no fue posible diagnosticar el sexo ni la talla.  Se establece un rango de edad entre 14 y 25 años basado en los anillos vertebrales de los cuerpos presentes”.

En la misma audiencia, María Liliana Laserna recibió otro beneficio.  Aparte de esperar en libertad el inicio del juicio que deberá afrontar junto con quien fuera su compañero de vida y la hermana de este, enfrentará el juicio ya no en calidad de coautora del delito de desaparición forzada en condición de agravación por tratarse de una menor en condición de discapacidad, un crimen que conlleva una pena de hasta 50 años de prisión.  Ella responderá en calidad de cómplice, puesto que la Fiscalía modificó la modalidad en la que está siendo procesada, de coautora a partícipe en condición de “cómplice” del delito de desaparición forzada lo cual, de ser hallada culpable,  le permitiría solicitar una disminución de su pena desde una sexta parte hasta la mitad.

En este escabroso caso, aún quedan unos cuantos cabos sueltos. ¿Cómo murió la joven Jesseca Helene? ¿Por qué desaparecieron su cadáver? Estas preguntas quizás encuentren alguna respuesta en el transcurso del juicio oral.